¿Quién dijo que debíamos saber de dinero?

A la mayoría de las personas les incomoda hablar de dinero. En algunos círculos es considerado de mal gusto, incluso más tabú que hablar de religión, política o sexo. Por ello, entre otras razones, es de esperar que muchos no hayamos aprendido mayor cosa sobre el manejo del dinero.

Cuando reflexionamos acerca de nuestros conocimientos sobre el dinero podemos descubrir que estos vienen de hábitos heredados y de creencias adquiridas desde la infancia con nuestras primeras experiencias al respecto.

Haber escuchado frases como: el dinero es sucio, el dinero no da la felicidad, los ricos no van al cielo (el famoso camello que pasa con más facilidad por el ojo de la aguja), nunca prestes dinero a tu familia o amigos, etc. nos condiciona en nuestro actuar frente al dinero por lo que no es de extrañar que no prioricemos nuestra relación con el dinero si creemos que podemos ser blanco de críticas o de rechazo.

Sin embargo, el dinero es una necesidad básica del ser humano y hasta el último día de nuestras vidas, directa o indirectamente, vamos a depender de él.  Es nuestra responsabilidad aprender a construir una relación sana y placentera con el dinero. Una relación llena de abundancia, donde más allá de ser una abstracción (cantidad de dinero en el banco, propiedades, activos, etc), encontremos el balance entre lo que poseemos y el bienestar que ello nos produce. Una relación que nos haga vivir una vida más saludable y feliz.


Si de verdad queremos crear mayor riqueza y abundancia en nuestras vidas; si buscamos liberarnos del estrés del dinero, debemos enfocarnos y prestar más atención a nuestros pensamientos, patrones de comportamiento y acciones relacionadas con el dinero.  ¡Solo modificando aquellos patrones y creencias que nos impiden alcanzar este balance es que podremos empezar a disfrutar de una verdadera libertad financiera!